En el año en el que, de una manera especial, el Santuario de Fátima evoca la cuarta aparición mariana, según el testimonio de los videntes, ocurrida en agosto de 1917, la exposición “En este valle de lágrimas” propone a los visitantes, a partir de las palabras de la Salve, una reflexión acerca del contexto político e ideológico que marcaba al país y al mundo en aquella segunda década del siglo XX.
Entendiendo el viaje, que los tres niños de Aljustrel hacen a Ourém para ser interrogados, como metáfora viva de los acontecimientos que transcurrían en Portugal y en el Mundo, el visitante encontrará, en el núcleo de la exposición, una reflexión sobre la Primera Gran Guerra y sobre la Primera República. Una y outra conjetura histórica fueron guión de las apariciones de Fátima; la primera a escala mundial, la segunda a escala nacional.
En la primera parte, titulada “Y después de este destierro...”, el peregrino es conducido desde Cova de Iria hasta Aljustrel, al lugar de los Valinhos, donde, según los videntes, ocurrió la aparición de agosto. Hasta allá, se encontrarán dos versiones del mismo viaje, ambas relativas
a aquellos días de agosto de 1917: una contada a través de un creyente y otra según los periódicos anticlericales que parodiaban Fátima. El visitante tendrá, así, la posibilidad de contactar con objetos que, en ese episodio que media entre el día 13 y el día 19 de agosto, Francisco, Jacinta y Lucía tocaron.
Es a partir de este acontecimiento, que la propia Lucía apelida “viaje o prisión”, cuando se desarrolla todo el discurso expositivo que, en la segunda parte, titulada “Gimiendo y llorando”, hace memoria de los grandes conflictos bélicos del siglo XX (la Primera Guerra Mundial, cuyo centenario de su inicio esta exposición también evoca, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Colonial, contexto histórico particularmente unido a las súplicas orantes que los portugueses depositaron en el Santuario de Fátima). Se muestran numerosas piezas destacando, entre otras, “El Cristo de las Trincheras”, un uniforme militar de la Segunda Guerra Mundial, la escultura “Yace muerto y enfría al niño de su madre”, de Clara Menéres, que, a partir del celebrado poema de Fernando Pessoa, es una de las más expresivas contestaciones estéticas
a la guerra de Ultramar, incluso antes de que ese contexto bélico hubiera terminado. Es incluso bajo este título, en el que se desenvuelven los contenidos relacionados con el combate ideológico en torno a la cuestión religiosa de la Primera República, cuando en Fátima, vuelve a
haber un momento simbólico con la dinamitación de la Capilla de las Apariciones, en 1922.
En la tercera y última parte de la exposición, titulada con la expresión tradicionalmente usada para acabar la Salve (“Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios”), se presenta el camino que, según el testimonio de los videntes, la Virgen María indicó para alcanzar la paz: la oración del rosario. Se exponen así, algunos rosarios de la colección del Museo del Santuario de Fátima, de entre los cuales, y por primera vez, se ve el rosario ofrecido a Nuestra Señora de Fátima por el papa Francisco, en octubre de 2013, y el rosario ofrecido por los pescadores de Caxinas, después del naufragio de 2011.
Las piezas son presentadas de acuerdo a un gozo contemplativo acompañado por la improvisación de la Pianista Leonor Leitão-Cadete, una “Meditación musical sobre la Guerra
y la Paz, a la luz del Mensaje de Fátima”.
Patente al público en el piso inferior de la Basílica de la Santísima Trinidad, en el Convivium de San Agustín, abierto todos los días de la semana, entre las 09:00 y las 19:00, la exposición pretende llevar al visitante a una reflexión, operada a través de patrimonio histórico-artístico perteneciente a diversas instituciones y particulares que con el Museo del Santuario de Fátima colaboraron.
Tomando como mote el drama vivido por los Pastorcitos de Fátima, a mediados de agosto de 1917, “En este valle de lágrimas” es una contemplación orante de los destierros, de los gemidos, de los lloros y de los ruegos por los dramas de la época contemporánea, leidos a la luz de la esperanza que irradia el Mensaje de Fátima.
Marco Daniel Duarte – Comisario de la Exposición